Los trabajadores han retirado la querella criminal contra Puck Tower 2000, que a su vez ha renunciado a la demanda contra los propietarios del solar
29/07/2004
Las sombras que planeaban sobre el futuro de la bisutera CATISA se despejaron el pasado lunes, cuando representantes de los trabajadores, Puck Tower 2000 S.L., y las familias Carretero y Timoner, propietarias del solar en el que se ubica la fábrica, llegaron a un acuerdo en los juzgados, según explicó ayer a este periódico el gerente de la empresa, Antoni Monserrat.
El acuerdo implica que los trabajadores de la fábrica retiran la querella criminal interpuesta contra Puck Tower 2000 S.L., sociedad que a su vez hace lo propio con la demanda contra los propietarios del solar, con la que se pretendía ejecutar la opción de compra sobre los terrenos, que había vendido a la entidad Josep Maria Drudis, empresario que se hizo cargo de la firma hasta mayo de 2001.
Monserrat explicó que con esta resolución en vigor, los antiguos gestores de CATISA, las familias Carretero y Timoner, vuelven a tener el "dominio total del solar de la fábrica", por lo que los 40 empleados de la firma no tienen ya que preocuparse por un posible desalojo de las instalaciones en las que han venido trabajando hasta ahora.
Lógicamente, despejadas las turbulencias comienza ahora una nueva etapa para CATISA, "como una empresa normal, con problemas normales", expuso Monserrat, quien reunió durante la mañana de ayer a los trabajadores en asamblea para exponerles la situación.
Traslado
Según el gerente, el trabajo ahora consiste en renegociar los plazos de devolución de la deuda acumulada por Drudis con la Agencia Tributaria, un asunto que comienza en estos momentos a estar "encarrilado". Además, las familias propietarias del solar se han comprometido con la gerencia a buscar, sin prisas y sin presiones, un nuevo emplazamiento adecuado en el que instalar la fábrica.
Monserrat expuso sus deseos de poder conseguir un espacio acorde con las necesidades de la empresa en el Polígono Industrial de Maó. "Con 2.000 metros cuadrados nos basta", aseguró. Actualmente, debido a las exageradas dimensiones del edificio, "se pierde capacidad productiva", afirmó el gerente.
En estos momentos, un ingeniero industrial ha comenzado un estudio interno para determinar los sistemas productivos, y para preparar un futuro traslado y la adquisición de nueva maquinaria. "Me consta que podremos tener respaldo financiero", confirmaba ayer Antoni Monserrat, quien se mostró aliviado al poder cerrar la etapa Drudis, "una mala historia".
| Recuperar la fuerza de la fábrica
Para conseguir que la empresa recupere la fuerza que la caracterizó, Monserrat mostró ayer sus esperanzas de que el Govern se implique económicamente con CATISA, igual que en su momento hizo con la industria perlera mallorquina Majorica, protagonista también de momentos difíciles. Afirmó, además, que en el caso menorquín, "no se trata de ayudas para despidos, sino para puestos de trabajo".. Por otro lado, el gerente de CATISA destacó la implicación de entidades ajenas a la empresa en el asunto con Puck Tower 2000 S.L., y que han ayudado a la resolución positiva del conflicto. Se refirió a los sindicatos CCOO y UGT, y al alcalde de Maó, Arturo Bagur. Monserrat tuvo también una mención especial para con Sa Nostra, entidad que ha sido decisiva en el acuerdo final. |
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