lunes, 8 de octubre de 2007

Comentario de su buena amiga Marga Ginebroza

Cuando conocí a Toni en el año 1994, nada me hizo entrever que contaría desde ese momento con su amistad incondicional. Se convirtió en mi mejor amigo y su ayuda fue inestimable. No hablo sólo del Scal, el cual aún funciona gracias a él y a su equipo, sino a nivel personal también. Cuando murió escribí estas palabras. Aún le echo de menos.

A mi amigo Toni.
Nunca se sabe cuánto se quiere a una persona hasta que la pierdes.
Yo he perdido a mi amigo Toni al que quería mucho. Cada día lloro su ausencia, porque la suya es la ausencia de la muerte.
Fue tan de repente que a nadie le ha dado tiempo a reaccionar; yo aún espero una llamada suya o un mensaje. Espero verle llegar en cualquier momento. Espero y cuando me doy cuenta de que nunca llegará, me duele.
Cuando alguien especial se muere, alguien a quien querías mucho, un poco de ti se muere también.
Pero me queda de él lo que hemos vivido juntos. Todo lo que me dio con su amistad nadie me lo puede quitar. Sólo tengo la pena de que no le dije suficientemente que le quería. Aunque él lo sabía.
Me demostró que podía contar con él en cualquier momento. A pesar de la distancia, siempre estaba ahí cuando lo necesitaba, a cualquier hora, por cualquier cosa. Él me ayudó a ser fuerte y a no desfallecer en los momentos de mayor crisis personal. Supo aconsejarme y hacerme reflexionar sobre cosas a las que yo no daba importancia cuando de verdad eran esenciales en mi vida. Me enseñó a distinguir lo que de verdad valía la pena de lo que no tenía valor. Me hizo fuerte. Sí, me hizo ser mejor persona.
Nunca podré olvidarle, ni quiero hacerlo. Y le echo de menos.
SE HA IDO TONI. PERO SIEMPRE ESTARÁ VIVO EN MÍ.

EN MEMORIA DE MI AMIGO TONI MONSERRAT

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