lunes, 1 de julio de 2013

Referencia vital: el último día de tu vida


Es habitual en mucha gente de países occidentales como España, por no decir mayoritario, que vivan sin apenas darse cuenta de ello.

La vida no pasa sin más, es un regalo y un sacrificio, un conjunto de hechos y emociones, de alegrías y dolores del alma. No es ni buena ni mala, es lo único que tenemos. Lo más importante que tenemos, diría yo. Y pese a ello, no nos concentramos en vivirla plenamente, en saborear cada taza de café, cada  experiencia traumática que nos enseñará a vivir con más entereza y humildad.

Hoy por ejemplo, he pasado la noche con la abuela Magdalena Moll Cifre, que se encuentra un  poco pachucha en el hospital. No me quedo con que apenas he dormido, me quedo con que he podido disfrutar de 12 horas al lado de una gran mujer, probablemente la mejor persona que he conocido y una de las que más me ha querido en este mundo.

Hay gente que sacrifica su vida presente por un futuro lleno de dinero, de fama o de éxitos mundanos. Otros tratarán de vivirla tan intensamente que a veces les duela y muchas otras les extasié. Mi padre, a su manera, trató de vivir la vida. De reírse de los buenos y de los malos momentos, de dar mucho más de lo que recibía. Y se fue dulcemente en mis brazos, rodeado del amor de los suyos.

Vive para tu último día, que lo que dejes sea bueno y que, mucho o poco, hayas vivido con intensidad y sin pasar nada por alto.

De estas cosas hablo en la entrevista que me han hecho en Que aprendemos hoy. Entre otras preguntas destacaría la siguiente:

¿Consideras cierta la famosa recomendación de que si te dedicas a hacer tú pasión el dinero vendrá solo?, ¿O crees que hay que atenerse un poco a la realidad que dicta el mercado?


Depende de lo que uno quiera ser en la vida. ¿Buena persona, profesional formado, escritor de libros, millonario?

Personalmente me gustaría tener dinero algún día, pero no para ser rico, sino para poder cubrir mejor las necesidades de los míos y darles algún que otro capricho. Pero ganar dinero haciendo lo que a uno no le llena o, incluso, le hace ser peor persona, es una solemne estupidez. Prefiero morir pobre habiendo vivido plenamente que acabar mis días rico, solo y sin amor a mi alrededor.

Mi punto de referencia es el último día de mi vida ¿estaré tranquilo, en paz y rodeado de gente que me quiere, como le pasó a mi padre Antonio Monserrat Moll, o seré un hombre rico y solo?

No hay comentarios: