lunes, 5 de septiembre de 2011

Antoni Monserrat Moll va dedicar els darrers anys de la seva vida a Catisa

El principio del fin de la histórica fábrica que fue en su día uno de los más sólidos pilares en la creación e implantación de las ferias sectoriales de bisutería a nivel nacional, empezó a escribirse en 1999, con la venta de la firma al empresario catalán Josep Maria Drudis. Bajo su dirección, los problemas empezaron a multiplicarse. Durante la etapa de Drudis al frente de Catisa (1999-2001), se acumularon deudas y más deudas. Según consta en el informe concursal, el endeudamiento alcanzado en esta etapa por la empresa acabaría siendo “trascendental”. Drudis trató, “literalmente”, de “hundir la empresa” para “aprovecharse del valor de los terrenos donde se ubicaba” y sobre los que tenía una opción de compra.

En septiembre de 2003, el exdirector general de Economía del Govern, Antoni Monserrat, se incorporó como director general de Catisa. Se inició así una nueva etapa de modernización de la estructura productiva y organizativa de la en otro tiempo pujante fábrica, que llegó a ocupar en sus mejores momentos a 154 trabajadores. Monserrat gestionó la compra de todos los activos de la empresa bilbaína Industrias Aguinagalde (Indagui), fundada en 1912 y especializada en la fabricación de fornituras para bisutería, joyería y platería, y planificó el complejo trasladando la fábrica a una nave de 2.050 metros cuadrados en el polígono de Maó. La confianza empresarial del proyecto parecía revivir, pero la repentina muerte de Antoni Monserrat (Palma, 1954-2006) y los efectos devastadores de la crisis se encargaron de impedirlo. El exdirector general de Economía del Govern, promotor del I Congrés d’Economia de Balears, moría sin poder ver terminado su sueño de salvar la empresa.

Fragment de la noticia d'avui de Menorcadiario.


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